Tras una larga noche de copas, la mayoría acaba teniendo que 'rezar' ante el inodoro y para acabar expulsándolo todo con objeto de sentirse mejor. Pero, ¿por qué pasa esto? Según un comunicado de la Universidad de Texas en Dallas (EE. UU.), el vómito puede ocurrir precisamente porque el alcohol es en realidad un irritante gástrico y puede, por tanto, alterar nuestro estómago. De hecho, beber demasiado alcohol puede incluso provocarnos gastritis, que es cuando el revestimiento del estómago se irrita, se inflama y se erosiona. Los síntomas varían, pero incluyen indigestión, dolor de estómago, náuseas, malestar estomacal y más vómitos.