Según un estudio de la unidad del sueño de la Fundación Jiménez Díaz, la mitad de la población adulta masculina y un cuarto de la femenina ronca. Pero ¿qué lo provoca? Al dormir, los músculos de la garganta y la tráquea se relajan. De manera que, si dormimos boca arriba, tanto la mandíbula como la lengua, que pierden su tonicidad normal durante el sueño, se deslizan hacia atrás obstruyendo el paso de aire en la garganta, lo que dificulta la entrada y salida de aire de los pulmones y nos obliga a respirar por la boca.