Este
principio se acepta como verdad, no solo en el campo de enfermería sino en
otras profesiones y en el campo personal de cada individuo. El
Respeto, es un valor moral, y toda persona merece que se le trate
como un ser digno, que necesita se comprendido, estimado por lo que es.
Este
principio sirve de fundamento para toda clase de relaciones entre la enfermera
y el paciente, hace hincapié en que los pacientes son individuos y que la
eficacia al atenderlos depende en gran parte de la comprensión de la conducta
humana y el que la enfermera se conozca y se entienda a sí misma si desea
perfeccionar sus relaciones con los demás.
Todo
paciente es un miembro individual de la sociedad que tiene derechos,
privilegios y libertades que deben respetarse sin distinción de raza, credo,
posición social o económica, así
mismo tiene temores y necesidades personales que se exacerban con la
enfermedad