A través de una sonda que se introduce por la nariz se administra el alimento de forma que los nutrientes lleguen directamente al estómago. Existen dos tipos de alimentación enteral según el estado y características del paciente, una que se considera de dieta total, cuando la dieta se administra por completo a través de la sonda, y otra de suplementos, cuando sólo se complementa la dieta habitual que sí puede ingerir por vía oral el paciente.
La alimentación enteral se utiliza en personas que tengan un aparato digestivo funcional y, en el caso de pacientes con cáncer, suele requerirse cuando el tratamiento con quimioterapia o radioterapia ha causado efectos secundarios muy serios en órganos como la boca o el esófago que impiden que se alimente. También si existe un tumor que impida el paso de los alimentos o, incluso, si por diversos factores la persona está en un estado de confusión, desorientación, etc.