Cuando una pareja descubre que no puede tener hijos suele producirse un punto de inflexión en su relación que pone a prueba su solidez. La situación puede ser tan traumática o estresante como la muerte de un familiar, un divorcio o “incluso con una enfermedad crónica como ser portador del VIH”, explica la psicóloga del Instituto Sexológico Murciano, Elena López Rogel. Muchas parejas se replantean incluso la ruptura cuando tienen que lidiar con las sensaciones de culpa, pérdida, impotencia, falta de control, baja autoestima y gran carga emocional derivadas de esta situación.