Depende del tamaño, la condición física y de la hidratación de la persona en cuestión, pero es posible sudar mucho antes de que se produzca un golpe de calor y nos vayamos al otro barrio. Después de todo, tenemos unos tres millones de glándulas sudoríparas en nuestro cuerpo (la mayor concentración se halla en la palma de las manos), y una persona normal que está trabajando duramente transpira entre 0,7 y 1,5 litros en una hora. De hecho, si nos conectaran a una cinta de correr y nos suministraran líquido de forma regular, podríamos estar sudando eternamente.