La tecnología no es, en absoluto, autónoma.
Por lo que respecta a la tesis del determinismo, sin negar la existencia obvia de efectos sociales del desarrollo tecnológico, hoy sabemos que, por un lado, la tecnología no impacta en el medio social como un factor externo caído del cielo y que, por otro, la relación entre tecnología y sociedad es, en cualquier caso, simétricay mucho más compleja de lo que pensábamos. La forma de un artefacto y los detalles de su diseño dependen a menudo de consideraciones, intereses o fuerzas que no son puramente técnicas ni científicas. En cierta forma, toda tecnología es un reflejo del medio social y cultural en el que ha sido creada. Parafraseando el famoso dicho, podríamos decir que cada sociedad tiene las tecnologías que merece.