Desde el nacimiento del movimiento, el año pasado, acudía cada jueves a las concentraciones del 15-M en la madrileña puerta del Sol para "hablar con los jóvenes", como cuenta Isabel Escudero, su pareja desde hace 36 años. "Lo que más me consuela después de su muerte es la cantidad de jóvenes que ha dejado tras él y tras su pensamiento. Gente viva, del 15-M, y no de la Cultura en mayúsculas, que siempre ha mirado para el otro lado", añade Escudero