La recomendación actual es de iniciar precozmente la alimentación enteral, desde el primer día, en el prematuro relativamente sano, que no tenga importante alteraciones perinatales, y no tener en cuenta el peso.En el prematuro enfermo debe estabilizarse la situación hemodinámica y metabólica, pero es deseable no retrasar el inicio del aporte oral, con leche materna y volúmenes de 10 a 15 mL /kg/día, para producir efectos tróficos deseables.En presencia de ciertas patologías como asfixia grave, poliglobulia, cardiopatías congénitas, cianóticas y otras, el inicio de la alimentación enteral también se difiere hasta que se alcanza una mayor estabilidad funcional en el niño.