En el término medio está la virtud. Ni todas las carencias que hay en el sistema educativo se van a paliar con las Tecnologías de la Información y la Comunicación, ni dichas herramientas son perversas por sí mismas y nos van a enganchar cuál yonqui a la heroina. La tecnología en sí misma no es ni buena ni mala, es el uso que le damos lo que la carga de efectos perniciosos o efectos positivos para el que la usa o para el que recibe su influencia. Si el uso de las TIC no está enmarcado dentro de unas buenas prácticas que contemplen el desarrollo personal, el respeto a las personas que comparten nuestro entorno y el cuidado y respeto al medioambiente, entonces no estaremos aprovechando todo el potencial que la tecnología pone a nuestro alcance. Simplemente estaremos repitiendo los antiguos modelos, disfrazados con una pátina de modernidad superficial que tranquiliza nuestras conciencias.