Interesante el intercambio en comentarios también
"La polémica que se ha suscitado en España sobre la evaluación del quehacer del profesorado con repercusión en el sueldo, me ha impulsado a escribir estas líneas que critican una concepción mercantilista y autoritaria de la evaluación. Es curioso, las autoridades que deciden que se evalúe a los inferiores, nunca se someten a la evaluación que ellos proponen como deseable.
Hay finalidades pedagógicamente ricas de la evaluación (dialogar, comprender, aprender, mejorar, estimular…) y otras que son pedagógicamente pobres (controlar, clasificar, seleccionar, comprobar, medir, premiar o castigar…). Hay otras, finalmente, que son abiertamente perversas (excluir, jerarquizar, amenazar, torturar…).
La pregunta fundamental sobre las evaluaciones (de alumnado, de profesorado, de programas, de instituciones, de sistemas…) es la de su finalidad. ¿Para qué se hacen? ¿A quién sirven? ¿Qué valores defienden? Es también importante saber de qué tipo de evaluación hablamos, por supuesto y no podemos desdeñar la preocupación de que se haga con rigor. Pero, lo que es verdaderamente decisivo, pues, es saber qué pretende, qué busca, qué trata de conseguir. Cuando hablamos de hacer evaluación, nos hemos de preguntar en primer lugar: ¿para qué?
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"La polémica que se ha suscitado en España sobre la evaluación del quehacer del profesorado con repercusión en el sueldo, me ha impulsado a escribir estas líneas que critican una concepción mercantilista y autoritaria de la evaluación. Es curioso, las autoridades que deciden que se evalúe a los inferiores, nunca se someten a la evaluación que ellos proponen como deseable.
Hay finalidades pedagógicamente ricas de la evaluación (dialogar, comprender, aprender, mejorar, estimular…) y otras que son pedagógicamente pobres (controlar, clasificar, seleccionar, comprobar, medir, premiar o castigar…). Hay otras, finalmente, que son abiertamente perversas (excluir, jerarquizar, amenazar, torturar…).
La pregunta fundamental sobre las evaluaciones (de alumnado, de profesorado, de programas, de instituciones, de sistemas…) es la de su finalidad. ¿Para qué se hacen? ¿A quién sirven? ¿Qué valores defienden? Es también importante saber de qué tipo de evaluación hablamos, por supuesto y no podemos desdeñar la preocupación de que se haga con rigor. Pero, lo que es verdaderamente decisivo, pues, es saber qué pretende, qué busca, qué trata de conseguir. Cuando hablamos de hacer evaluación, nos hemos de preguntar en primer lugar: ¿para qué?
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