A pesar de
que el conocimiento no representa el mundo de forma objetiva, hay un criterio
de su adecuación (su verdad), que reside en su convalidación
en la práctica (James 2001 y Dewey 1960) aunque estos efectos prácticos
no están dados de forma objetiva, sino que a su vez se constituyen
a través de las interrelaciones entre las personas perceptoras y
actuantes por un lado, y la realidad por otro lado.