¿Por qué vomita mi hijo después de cada comida? ¿Por qué empieza a comer sin problemas y luego, después de unos minutos, deja de comer y empieza a llorar? ¿Por qué es capaz de morder un juguete de plástico pero no de masticar la comida? Estas son las preguntas que se hacen muchas familias que tienen un niño diagnosticado con síndrome de Kabuki y con las que tienen que lidiar cada día. Las habilidades necesarias para comer y deglutir son complejas. Usamos ocho músculos para masticar y necesitamos usar cuatro de nuestros sentidos para comer: la vista, el oído, el gusto y el olfato.