En cuanto a los beneficios del aprendizaje
colaborativo en adultos, es indudable, ya que permite elevar la autoestima,
sentirse útil, a compartir (¡!), como dice Morin (1999) “aprender a compartir
con otros, a descentrarnos relativamente con respecto de nosotros mismos, y por
consiguiente reconocer y juzgar nuestro egocentrismo. Nos permite dejar de
asumir la posición de juez en todas las cosas”, a tolerarnos (¡!) como bien
afirma este autor “La verdadera tolerancia no es indiferente a las ideas o
escepticismos generalizados; ésta supone una convicción, una fe, una elección
ética y al mismo tiempo la aceptación de la expresión de las ideas,
convicciones, elecciones contrarias a las nuestras..”El aprendizaje colaborativo
desde esta perspectiva es indudablemente social y por ende permite construir no
tan sólo el conocimiento sino fundamentalmente una convivencia armónica en el
que todos tenemos las mismas oportunidades (principio fundamental de la
educación a distancia) y un espacio para desarrollarnos sin molestarnos, claro
que si!.