"1. Fija unos objetivos concretos y alcanzables.
2. Anima a los estudiantes a establecer sus metas personales y muéstrales el progreso hacia las mismas.
3. Establece unas tareas habituales (diarias, semanales, etc.) y proporciona comentarios rápidos y constructivos a esas tareas entregadas.
4. Ayuda a los estudiantes a establecer rutinas y a controlar su evolución en el aprendizaje (por ejemplo, tiempo de estudio, autoevaluación, etc.)
5. Conecta a los alumnos/as entre sí para la realización de proyectos/tareas cooperativas y colaborativas.
6. Organiza, informa y prepara al alumnado para el proceso de evaluación.
7. Establece actividades de evaluación en pequeños grupos.
8. Da apoyo extra y establece unos objetivos más personalizados a aquellos estudiantes con necesidades educativas de apoyo específico (NEAE).
9. Dedica tiempo al diseño de las actividades de evaluación, ya que es un proceso constante y cíclico.
10. Crea diferentes actividades y recopila recursos asociados que pueden servir de ayuda. Selecciona las herramientas y aplicaciones más adecuadas para tu alumnado."