Leyendo los comentarios de los compañeros me doy cuenta de que muchos de nosotros somos conscientes de la importancia de tener organizados nuestros marcadores, y de usar herramientas que nos sirvan para clasificar y controlar el flujo informativo y sin embargo no lo hemos hecho lo suficiente. En mi caso particular, debo decir que he probado y usado la mayoría de las herramientas que aparecen en la unidad pero no he tenido la constancia para organizarlas todo lo adecuadamente que me gustaría. Creo que en esto influye el hecho de que no tenemos una percepción demasiado negativa de la sobrecarga informativa, algo que está en consonancia con lo que podemos leer en el artículo de Dolors Reig y en la entrevista a Enrique Dans citados ya por muchos compañeros en este foro. Por eso, me ha pasado en algunas ocasiones que al estar utilizando durante un tiempo diferentes filtros, ya sean las listas de Twitter o los organizadores de feeds como Reeder o Feedly tenía la sensación de que se me escapaban bastantes cosas. Además, al poco tiempo acababa aburriéndome pues en realidad me gustaba recibir actualizaciones de intereses variados y no tan organizados. Es por ello que coincido con Javier Velilla en que tal y como dice el título de su artículo, la respuesta a la infoxicación "no es tecnológica, sino cultural" (http://www.debatesic.es/2013/05/infoxicacion-respuesta-no-es-tecnologica-sino-cultural/).

Por otro lado, otro artículo que me ha interesado mucho es de Nicholas Carr y se titula "Situational overload and ambient overload" (http://www.roughtype.com/?p=1464). En él se da respuesta a la famosa frase de Clay Shirky: "No es una sobrecarga de información, es un problema de filtros". En primer lugar el autor hace una distinción que creo muy pertinente entre dos tipos de sobrecarga informativa: por un lado lo que él llama la sobrecarga situacional: cuando se necesita una información, una respuesta a algo, esta puede estar sepultada por una gran cantidad de información no pertinente o relevante. Para este tipo de sobreinformación, sí que podemos encontrar una respuesta en los filtros ya sea por medios técnicos o por herramientas colaborativas.
La otra sobreinformación, la que el autor llama sobreinformación ambiental, es el sentir que estamos rodeados por una gran cantidad de información que es de inmediato interés para nosotros y por tanto nos sentimos forzados a una presión interminable por intentar mantenernos "al día". En este sentido, precisamente los filtros están ayundando a que crezca esta sobreinformación ambiental, puesto que no se trata de un exceso de ruido, sino de un exceso de señal. Por tanto, esta sobreinformación no es por un fallo de filtros, ya que estos hacen lo que se espera de ellos, seleccionar la información de nuestro interés, sino que es precisamente el éxito de los filtros lo que hace que todo nos interese y que no seamos capaces de reducir nuestra "dieta informativa".
Estoy de acuerdo con esta afirmación, y como dice el autor, nunca hemos tenido mejores filtros que ahora y sin embargo nunca hemos sentido tanta presión informativa como ahora.

Interesante artículo en inglés en el que se cuestiona al menos en parte la famosa afirmación de Clay Shirky: "no es la sobrecarga informativa, es un fallo de los filtros"; El autor matiza que hay dos tipos de sobrecarga a las que llama sobrecarga situaciones y sobrecarga ambiental. A la primera se le puede aplicar la afirmación de Shirky pero en la ambiental el autor termina dándole la vuelta a la frase para afirmar que "no es un problema de sobreinformación, es un éxito de los filtros.", pues precisamente los filtros nos crean la necesidad de estar en permanente actualización.

El artículo propone enfrentarse a la infoxicación desde dos perspectivas diferentes, la del soporte y la del uso cultural y hace hincapié en la importancia de tener una dieta informativa saludable.