Las aguas termales son aquellas que brotan del suelo con temperaturas superiores a la de la superficie, específicamente con unos 5°C más. El mérito de ellas es que poseen numerosas propiedades que, bajo prescripción de un especialista, son útiles para el tratamiento de numerosos padecimientos.
Compuestas por disímiles minerales, las aguas termales provienen de las capas subterráneas de la tierra, generalmente, en fallas terrestres. El vapor que sube desde ellas es aprovechado con fines terapéuticos a modo de irrigaciones, inhalaciones y calefacción.