Si las galerías tienen capacidad para representar a un número (bastante) limitado de artistas; si las ayudas estatales llegan hasta donde llegan (cada vez menos y a menos); y si las instituciones privadas aportan un presupuesto (crecientemente) escaso para el apoyo y difusión de los creadores, ¿qué posibilidades quedan? Antes de tirar la toalla, y haciendo honor a la imaginación que se les presume, muchos artistas –especialmente los más jóvenes- están agrupándose para compartir espacios, recursos y puntos de vista.