Los motivos del rechazo de las quejas pueden ser múltiples. Un orgullo que
impide aceptar cualquier fallo, cualquier equivocación, cualquier error. El
pensar que si se aceptan las quejas éstas se multiplicarán. La idea de que la
buena imagen se desvanecerá o se destruirá. Un recurso peligroso es el de que
quienes descalifican a quien la plantea. Como si descalificando a quien la
formula, la queja perdiera su fuerza y su sentido. Recuérdese: Cuando el dedo
señala la luna, el necio mira la mano.