Además de que (para mí) inFamous sea un juego con buenas gráficas y jugabilidad, lo que me parece más interesante de él, y su secuela, es la posibilidad de escoger las acciones del personaje, de acuerdo con la ética que el jugador quiera manejar en él. Esto le da al jugador una mayor libertad y la posibilidad de alterar la historia, convirtiendo al protagonista en héroe o un anti-héroe.
En este artículo se abordan varios ejemplos importantes sobre la relación entre literatura y videojuegos en ambos sentidos, haciendo hincapié en la influencia recíproca entre los dos medios.