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nataliapr on 02 Feb 15A la hora de plantearse la introducción de nuevos mecanismos docente es necesario detenerse a pensar en la idoneidad del recurso que vamos a proponer como herramienta de trabajo. De entre las redes sociales existentes nos descantamos por Facebook en base, entre otras, a las siguientes consideraciones: su mayor expansión entre el alumnado (The Cocktail Analysis, 2013); la posibilidad de crear grupos de usuario seleccionados; la incorporación de herramientas de comunicación; la incorporación de aplicaciones que permiten la subida de archivos. Y es que, como apuntan Llorens y Capdeferro (2011), "Facebook es un ejemplo de red social 2.0, que presenta un gran potencial en la educación, a pesar de no haber sido concebida como un entorno para construir y gestionar experiencias de aprendizaje". Su implementación sirve, en nuestro caso, para complementar la plataforma educativa propia de la universidad (Campus Virtual) en la que, ciertamente, la interacción con el alumnado se limita a la recepción de los trabajos que obligatoriamente deben entregar y a la consulta de los recursos docentes que allí pueden encontrar (Martínez Solana, 2014; Túñez & Sixto, 2012). Es más, en su fase embrionaria, Facebook era utilizado por los estudiantes de Harvard como medio para compartir información sobre sus clases, apuntes, exámenes, ausencias de profesores, etc. (González García, 2012). Por otro lado, en un estudio realizado por Gómez et al. (2012) resultó que el 59.9% de los estudiantes encuestados valoraban de forma positiva la creación de un grupo sobre su asignatura en una red social en sustitución de la plataforma docente de la universidad. El uso de las redes sociales en entornos educativos es una oportunidad nueva para el aprendizaje, que presenta la ventaja de ser perfectamente conocida por los alumnos, resultando atractiva y familiar para ellos (Martínez et al., 2013). Su implementación favorece el aprendizaje colaborativo e informal y la generación de