De lo que estamos hablando es de un aprendizaje centrado en los alumnos, personalizado pero colectivo, y donde el profesor, con roles diversos y cambiantes, debe desempeñar un papel crítico. De lo que estamos hablando es de repensar el cómo, el dónde, el qué y de quién aprendemos. Hablamos de una actividad sujeta a valores, situada, local y fuertemente influida por los contextos donde se desarrolla. Hablamos de un aprendizaje caracterizado por la conexión entre personas que aprenden juntas. Hablamos de aprender de otros y con otros, de un aprendizaje impulsado por el interés personal, académicamente orientado y soportado cada vez más entre pares. Una actividad que no debe perder nunca de vista su alto impacto social y por tanto no debe dejar nunca de salvaguardar los valores primordiales de la equidad, la accesibilidad y la responsabilidad social.