"Escuché la anécdota en el marco de una investigación sobre cómo nos percibimos los humanos en relación a la naturaleza.
"Píntate", le habían dicho a una niña de cinco años que vive en una ciudad, de piel clara, con habitación propia.
Y se dibujó en el centro de la hoja. Dos ojos, boca, cuerpo que sale del cuello hacia abajo. Dos brazos, dos piernas. Se le olvidó la nariz.
"Píntate", le dijeron a otra niña de cinco años. Indígena, en contacto permanente con el entorno natural en el que vive, que sabe sembrar y recolectar.
Y dibujó varias caras distribuidas por el papel. Caras rodeadas de árboles verdes. Una lombriz. Un pájaro. Un río.
La niña de ciudad dijo: yo soy esta. La niña indígena dijo: yo estoy ahí dibujada entre todo lo demás.
..."