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El tema del sexismo, del racismo y de provocar comportamientos inadecuados, socialmente inaceptables o incluso censurables es algo que ha ido de la mano con la Publicidad y el Marketing. Y en el sector del Videojuego no ha habido excepciones, sino al contrario.

Anders Behring Breivik asesinó a 77 personas en una masacre en Oslo, Noruega hace 9 meses y en su juicio se están abriendo debates sobre las posibles explicaciones de sus acciones. Algunos han dicho que una de las explicaciones es que Breivik jugaba un exceso de videojuegos violentos (16 horas diarias); de Call of Duty y World of Warcraft. Selma, el autor del artículo, argumenta que los videojuegos no deben ser vistos como la causa de la masacre, ya que hay millones de usuarios que juegan estos juegos y disfrutan de esta fantasía, sin traducir esta violencia en sus vidas. El asesino es un envidio solitario y perturbado, que encontraba diversión en los videojuegos. Pero la causa principal de su desorden no eran los juegos, ya que mostró otros problemas de xenofobia y racismo al querer acabar con el multiculturalismo. Otros medios han sido culpados anteriormente por impulsar la violencia y agresividad de grandes asesinos (películas y libros), pero la atención se debe centrar en los individuos susceptibles (los criminales) y sus motivos.