Antes, las búsquedas que se realizaban estaban orientadas a encontrar contenido que ampliara la información que ya teníamos sobre cualquier tema, pero en la era de las nuevas tecnologías lo que abunda es precisamente el número de páginas que nos pretenden informar, así pues, el quic de la cuestión está en saber bucear entre ellas reconociendo las más fiables, las de mayor prestigio, las que transmiten información de forma fundamentada y no contribuyen en gran medida a aumentar el ruido en la red.
Porque en la era de la conexión inmediata, nosotros mismos comentamos cualquier evento y contribuimos, así, al ruido.
Benito Castro, periodista agregado a la Dirección de Comunicación de RTVA, hace una reflexión sobre lo rápido que nos lanzamos a generar comentarios (ruido en la web) sustentados por la inmediatez de las redes sociales, cuando lo importante es siempre el contenido. Ejemplo: Hay más twits comentando la asistencia a una conferencia que información sobre la conferencia misma.
No olvidemos, además, que el problema no es único. Hoy en día, las causas de la saturación son la infoxicación, de la que hemos hablado, y el tamaño del vecindario digital.
Internet es la superherramienta porque no sólo es imprescindible a nivel profesional sino también como generador de ocio, de contenidos culturales y como facilitador del contacto entre nuestros pares. Pero hay un límite a tanto contacto. El número de Dunbar lo cifra en 150 "vecinos". Más allá, estamos perdidos.
¿Cuál es la solución? De nuevo, Internet nos ofrece soluciones: las redes semánticas, que detectan contenidos duplicados y permiten hacer referencias sólidas, y las redes basadas en el cálculo de confianza basadas en el contenido generado por el usuario.
No obstante, el uso que nuestros alumnos hacen de Internet no es tan sofisticado. Me he encontrado con personas con una lista de contactos de Messenger tan antiguos casi como el mismo servicio y que, sin embargo, no sabían enviar un correo o intercambiar un archivo.
La solución, quizás, no esté en el lugar del que surge el problema sino que tenga que gestionarse en las aulas. Todo se puede aprender, todo se puede enseñar… los docentes tenemos la responsabilidad de educar en el uso de esta herramienta que puede llegar a devorar a muchos de nuestros alumnos. Adicciones a la red, depresión, obesidad, trastornos del sueño, ansiedad, trastornos afectivos, déficit de atención, retrasos cognitivos, menor capacidad de autocontrol,… son algunos de los problemas que van surgiendo alrededor del mal uso de las nuevas tecnologías por parte de los niños.
Así que, obviamente, educación para gestionar mejor la información que te llega. Si tienes sobrecarga de información, dejas de prestar atención a cosas que no tienen un impacto directo en ti.
Pero también ejemplo, controlémonos nosotros. Hagamos un uso racional en las escuelas, en nuestras casas, en nuestras vidas de esta herramienta. Seamos dueños y no esclavos de Internet. We need to be alive!
¿Qué he hecho yo hasta el momento?
Usar lo que considero que tiene que ser una posible solución: Ofertar a mis alumnos entornos que cuiden la organización de la información par que no se pierdan, usar páginas de prestigio o con probada fiabilidad,… y dirigirlos. El filtro soy yo. Intento guiarlos en el uso de algunas herramientas de presentación de información como prezi, gloster, tagxedo,… y les dirijo las búsquedas a través de webquest, de unidades de enriquecimiento en las que invito a visitar distintos enlaces y de mi propia página web que ofrece diferentes alternativas para trabajar un mismo tema, incluso a través de distintos canales (vídeos, presentaciones, páginas webs,…).
Estoy en este curso para aprender a hacer más, para poder ir más allá y llevarlos a ellos.