el impulso a la revolución de la información –el teléfono móvil, internet o los sistemas digitales de alta velocidad– viene dado por la tecnología y las fuerzas del mercado, la UE ha desempeñado un papel central en el proceso:
marcando el ritmo de apertura de los mercados
garantizando igualdad de acceso a todas las empresas
defendiendo los intereses del consumidor
estableciendo normas técnicas.