El flemón, o también llamado absceso dental, se trata de una infección a causa de las bacterias de la boca, provocando que el pus se acumule en pequeñas bolsitas, generalmente cerca de los dientes, aunque existen otro tipo de flemones.
El primero de los abscesos es el gingival, y se encontrará en las encías, sin afectar al diente ni tampoco al ligamento periodontal. Es el más común de todos, y por lo tanto, también es el más tratado y sencillo de eliminar.
El siguiente se trata del flemón periodontal, el cual suele originarse en el propio hueso de los dientes, siendo común en personas que tienen periodontitis sin tratar. Puede tratarse de un tipo bastante grave, sobre todo porque llega al hueso de la mandíbula la infección y el dolor es notable.
Por último, nos encontramos el absceso periapical, que es uno de los más importantes. Suele surgir en la pula del diente y puede llegar a afectar al propio diente. Esto es debido a que ataca directamente a los nervios, por lo que el dolor es muy agudo. Se forma por culpa de una acumulación de caries.