Así, Giroux plantea que la enseñanza de las ciencias sociales refleja un malentendido pedagógico por parte de los educadores, dado que los estudiantes reciben una exposición sistemática de temas y acontecimientos seleccionados de la historia y la cultura humanas,[3] lo cual no los aleja de la percepción conductista de estudiante como tabula rasa o vasija vacía. Es a esta pedagogía alienante a la que Paulo Freire también le hace una serie de críticas y la cataloga como la “Pedagogía de la percepción sin tacha”,