El trabajo colaborativo posee una serie
de características que lo diferencian del trabajo en grupo
y de otras modalidades de organización grupal, como son:
Se encuentra basado en una fuerte relación
de interdependencia de los diferentes miembros que lo conforman,
de manera que el alcance final de las metas concierna a todos
los miembros.
Hay una clara responsabilidad individual de cada miembro del
grupo para el alcance de la meta final.
Existe una interdependencia positiva entre los sujetos.
La formación de los grupos en el trabajo colaborativo
es heterogénea en habilidad, características de
los miembros; en oposición, en el aprendizaje tradicional
de grupos éstos son más homogéneos.
Todos los miembros tienen su parte de responsabilidad para
la ejecución de las acciones en el grupo.
La responsabilidad de cada miembro del grupo es compartida.
Se persigue el logro de objetivos a través de la realización
(individual y conjunta) de tareas.
El trabajo colaborativo exige a los participantes: habilidades
comunicativas, relaciones simétricas y recíprocas
y deseo de compartir la resolución de tareas.