Por primera vez un estudio genético realizado en casi 800 personas publicado en el último número de “Molecular Psichiatry” muestra la importancia de los genes en el desarrollo de las aptitudes musicales. Estos genes se concentran en el cromosoma 3 y sobre todo en el 4. Algunos de ellos se relacionan, como era de esperar, con el desarrollo del oído interno, fundamental para procesar las señales auditivas que llegan al oído y para distinguir con precisión las diferencias entre distintos tonos. Y en concreto con la cóclea, una estructura llena de fluido con forma de caracol que contiene el órgano de corti, especializado en la audición.