Transformar las prácticas pedagógicas del profesorado implica transformar las prácticas habituales de evaluación del aprendizaje de los alumnos. También extender el cambio a otros actores sociales cuya visibilidad depende del grado de proximidad que guarden con los miembros de la relación educativa: padres, familiares, amigos y futuros empleados, siendo agentes importantes en la práctica de la heteroevaluación.