Los cambios disruptivos que proporcionan la Red y la cultura abierta que trae consigo hacen que este cambio sea imparable.
Las compañías se convierten en los guardianes de lo que tiene éxito y lo que no, en contraste con un sistema abierto donde entran en juego otros factores. La propiedad intelectual de los textos también se queda en sus manos.
Al igual que internet lleva existiendo desde los años 60, las claves para un nuevo mundo del conocimiento ya existen. La competencia será más global.