'Los árboles son máquinas que capturan carbono' Dos millones de 'Acacia mangium' han sido sembrados en el proyecto de Cooperación Verde. / Fotos: Cortesía Cooperación Verde Hace una semana, el Ministerio de Medio Ambiente y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) revelaron la tasa de deforestación del año pasado. La cifra es alarmante: 120.933 hectáreas de bosques naturales. Lo que equivale al área total de Bogotá. Mientras unos actores siguen talando árboles indiscriminadamente, otros deciden conservarlos. Esto hace Cooperación Verde. Aunque 2.100 hectáreas reforestadas en los Llanos Orientales parezcan un número menor comparado con las hectáreas taladas entre enero y diciembre de 2013, el impacto es notable. En 2008, el gremio de cooperativas decidió firmar el Pacto Verde Cooperativo con el objetivo de trazar estrategias para mitigar los efectos del cambio climático. Con los recursos de 20 cooperativas, entre las que estaban La Equidad Seguros y Fundequidad, empezó la siembra de 2 millones de árboles de Acacia mangium, una especie originaria de Australia que crece hasta los 30 metros de altura y es capaz de resistir veranos de cuatro meses. Pero ¿cómo lograron sembrar tantos árboles en tan poco tiempo? La tecnología utilizada fue una máquina alemana que es operada por un solo funcionario y que lleva incorporado un GPS. El tiempo que le toma plantar un árbol es de 1,3 segundos, es decir, de 12 a 15 hectáreas por día. "No he visto una máquina que capture carbono hasta el momento y el principal ejercicio de mitigación de gases de efecto invernadero son las máquinas biológicas, que se llaman árboles", comenta Fernando Rodríguez, gerente de Cooperación Verde. El proyecto está planeado para 12 años y se estima que secuestrará 300.000 toneladas de carbono a medida que crezcan los árboles. A la fecha se han capturado 63.000 toneladas. Para hacer esa cifra más cercana: un carro, con un uso promedio de 10.000 kilómetros en el año, puede generar 3 toneladas de carbono al año. Entonces, 63.000 toneladas de carbono capturado se traducen en que habrían dejado de rodar 21.000 vehículos. Esas tierras, que antes eran usadas para ganadería extensiva, sufrían quemas, deterioro de suelos, caza y extracción de madera ilegal, hoy cuentan con 1.800 hectáreas reforestadas, 40 nacederos de agua, 1.000 hectáreas de bosques de galería en conservación y corredores biológicos para osos hormigueros, venados, dantas y tigrillos. "El tema no es sólo de impacto ambiental", dice Rodríguez, "sino de desarrollo sostenible". Varias universidades se han unido al proyecto. La Universidad Nacional maneja temas de apicultura a partir de la crianza de abejas que producen 8 toneladas de miel al año y se encarga del mejoramiento genético de los árboles para hacerlos más productivos y adaptables al cambio climático. La Universidad Distrital estudia estrategias de control a partir del tema fitosanitario, que diagnostica las posibles plagas y enfermedades que pueden amenazar a las plantas. El proyecto también le quitó madera a la ilegalidad, pues el 50% de la extracción de madera colombiana es ilegal, talada de bosques nativos del Amazonas o Chocó. El problema es que esa madera, que lleva años y siglos creciendo, es uno de los sumideros de carbono más importantes en los ecosistemas naturales. Todavía le quedan al país 59,1 millones de hectáreas de bosque natural, que representan el 51,8% de la superficie continental, y la estadística dice que por cada árbol nativo tumbado es necesario sembrar cinco. En Puerto Gaitán están cuidando ese bosque nativo y haciendo productiva la madera que cultivan. Con esa madera tienen unos ingresos de $5.000 por árbol o $150 millones al día con árboles pequeños. Porque una entresaca de árboles grandes podría generar $1.500 millones al día. Sumado a esto, se contratan entre 35 y 75 trabajadores campesinos de la región, que aprenden sobre las nuevas tecnologías y tienen todas las prestaciones y servicios. "Después de esos seis años, tenemos un portafolio de productos (puertas, ventanas, tableros) de una finca improductiva de la que sólo salía candela", remata Rodríguez, de Cooperación Verde.
Dos millones de 'Acacia mangium' han sido sembrados en el proyecto de Cooperación Verde. / Fotos: Cortesía Cooperación Verde
Hace una semana, el Ministerio de Medio Ambiente y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) revelaron la tasa de deforestación del año pasado. La cifra es alarmante: 120.933 hectáreas de bosques naturales. Lo que equivale al área total de Bogotá.
Mientras unos actores siguen talando árboles indiscriminadamente, otros deciden conservarlos. Esto hace Cooperación Verde. Aunque 2.100 hectáreas reforestadas en los Llanos Orientales parezcan un número menor comparado con las hectáreas taladas entre enero y diciembre de 2013, el impacto es notable. En 2008, el gremio de cooperativas decidió firmar el Pacto Verde Cooperativo con el objetivo de trazar estrategias para mitigar los efectos del cambio climático.
Con los recursos de 20 cooperativas, entre las que estaban La Equidad Seguros y Fundequidad, empezó la siembra de 2 millones de árboles de Acacia mangium, una especie originaria de Australia que crece hasta los 30 metros de altura y es capaz de resistir veranos de cuatro meses.
Pero ¿cómo lograron sembrar tantos árboles en tan poco tiempo? La tecnología utilizada fue una máquina alemana que es operada por un solo funcionario y que lleva incorporado un GPS. El tiempo que le toma plantar un árbol es de 1,3 segundos, es decir, de 12 a 15 hectáreas por día. "No he visto una máquina que capture carbono hasta el momento y el principal ejercicio de mitigación de gases de efecto invernadero son las máquinas biológicas, que se llaman árboles", comenta Fernando Rodríguez, gerente de Cooperación Verde.
El proyecto está planeado para 12 años y se estima que secuestrará 300.000 toneladas de carbono a medida que crezcan los árboles. A la fecha se han capturado 63.000 toneladas. Para hacer esa cifra más cercana: un carro, con un uso promedio de 10.000 kilómetros en el año, puede generar 3 toneladas de carbono al año. Entonces, 63.000 toneladas de carbono capturado se traducen en que habrían dejado de rodar 21.000 vehículos.
Esas tierras, que antes eran usadas para ganadería extensiva, sufrían quemas, deterioro de suelos, caza y extracción de madera ilegal, hoy cuentan con 1.800 hectáreas reforestadas, 40 nacederos de agua, 1.000 hectáreas de bosques de galería en conservación y corredores biológicos para osos hormigueros, venados, dantas y tigrillos.
"El tema no es sólo de impacto ambiental", dice Rodríguez, "sino de desarrollo sostenible". Varias universidades se han unido al proyecto. La Universidad Nacional maneja temas de apicultura a partir de la crianza de abejas que producen 8 toneladas de miel al año y se encarga del mejoramiento genético de los árboles para hacerlos más productivos y adaptables al cambio climático. La Universidad Distrital estudia estrategias de control a partir del tema fitosanitario, que diagnostica las posibles plagas y enfermedades que pueden amenazar a las plantas.
El proyecto también le quitó madera a la ilegalidad, pues el 50% de la extracción de madera colombiana es ilegal, talada de bosques nativos del Amazonas o Chocó. El problema es que esa madera, que lleva años y siglos creciendo, es uno de los sumideros de carbono más importantes en los ecosistemas naturales. Todavía le quedan al país 59,1 millones de hectáreas de bosque natural, que representan el 51,8% de la superficie continental, y la estadística dice que por cada árbol nativo tumbado es necesario sembrar cinco. En Puerto Gaitán están cuidando ese bosque nativo y haciendo productiva la madera que cultivan.
Con esa madera tienen unos ingresos de $5.000 por árbol o $150 millones al día con árboles pequeños. Porque una entresaca de árboles grandes podría generar $1.500 millones al día. Sumado a esto, se contratan entre 35 y 75 trabajadores campesinos de la región, que aprenden sobre las nuevas tecnologías y tienen todas las prestaciones y servicios. "Después de esos seis años, tenemos un portafolio de productos (puertas, ventanas, tableros) de una finca improductiva de la que sólo salía candela", remata Rodríguez, de Cooperación Verde.
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