Desde comienzos del siglo XXI América Latina experimentó un conjunto de transformaciones
políticas, sociales y económicas que le dieron nuevos impulsos al proceso de integración
regional. Una característica central de los cambios y mudanzas institucionales
fue la crítica, el cuestionamiento y la búsqueda de alternativas a las políticas de ajuste estructural
instrumentadas en la región desde la década de los setenta. En efecto, la ofensiva
neoliberal había logrado colonizar teórica, política y culturalmente las orientaciones fundamentales
en materia de política económica. El MERCOSUR como realidad geoestraté-
gica (comercial) emerge en un contexto signado por la hegemonía político-cultural del
Consenso de Washington. Desde esta perspectiva, el mercado se convertía en un nuevo
principio alocativo que otorgaba prioridades fundamentales al crecimiento económico, la
desregulación financiera y la privatización. El Consenso de Washington como paradigma
tecno-económico dominante en América Latina no concebía el dise