Una vez superada la fase de adaptación y formación entre profesores en uso de TIC, los docentes estarán en mejores condiciones para abordar experiencias de trabajo colaborativo con sus alumnos. Las modalidades en que se puede plantear ese trabajo en equipo son fundamentalmente dos: la primera consistiría en la vertebración de un proyecto integrado en el que varios docentes ofrezcan un guión, las herramientas de búsqueda de información y las estrategias de regulación de la dinámica de grupo para que los alumnos se vayan familiarizando con la metodología de trabajo; la segunda vendría definida por la aplicación de los principios de aprendizaje cooperativo por parte de los alumnos, siendo el docente un mero coordinador y mediador. En el primero de los casos, se conseguiría que los alumnos construyeran una visión más interdisciplinar del conocimiento y profundicen en los conceptos que se planteen. En el segundo, se potenciaría el desarrollo de habilidades de búsqueda de información, a compartir y definir ideas conjuntamente, a comunicarse y negociar, a equilibrar el liderazgo, a regular el propio ritmo de aprendizaje, a aplicar estrategias metacognitivas y autoevaluarse, consiguiendo además una mayor motivación, corresponsabilidad y autonomía en el grupo y en los individuos que lo componen.