Las organizaciones sólo se preocuparán por los nodos y flujos de conocimiento cuando lo caractericen como un activo clave en su discurso estratégico. De esta forma, el tratamiento y gestión responsable del conocimiento se asocia a todas aquellas tareas que permiten identificarlo, capturarlo, explotarlo, desarrollarlo, protegerlo, etc., dado que se comprende y evidencia su impacto, retorno o rentabilidad en los resultados de la organización.
Un estudio en Dinamarca que analiza el flujo de conocimiento entre ingenieros, empresa-empresa y empresa-universidad a través de redes sociales. En este análisis uno de los hallazgos relevantes es que este flujo es mayor en empresa-empresa que el que se da entre empresas y la universidad (71% y 29% respectivamente). Por otra parte, cuando se da la colaboración con universidades, los participantes tienen vínculos previos ya sea por mantener un contacto con la universidad o haber colaborado en un proyecto previo.