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wu maidi

Aquí nos hemos de pudrir en vida sin recibir los beneficios de la ciencia. polo ralph lauren polo - 0 views

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started by wu maidi on 05 Feb 13
  • wu maidi
     
    "Aquí nos hemos de pudrir en vida sin recibir los beneficios de la ciencia." Esa certidumbre, rumiada varios meses en el cuartito del laboratorio, lo llevó a concebir el proyecto de trasladar a Macondo a un lugar más propicio. Pero esta vez, Ursula se anticipó a sus designios febriles. En una secreta e implacable labor de hormiguita predispuso a las mujeres de la aldea contra la veleidad de sus hombres, que ya empezaban a prepararse para la mudanza. José Arcadio Buendía no supo en qué momento, ni en virtud de qué fuerzas adversas, sus planes se fueron enredando en una mara?a de pretextos, contratiempos y evasivas, hasta convertirse en pura y simple ilusión. úrsula lo observó con una atención inocente, y hasta sintió por él un poco de piedad, la ma?ana en que lo encontró en el cuartito del fondo comentando entre dientes sus sue?os de mudanza, mientras colocaba en sus cajas originales las piezas del laboratorio. Lo dejó terminar. polo ralph lauren polo
    Lo dejó clavar las cajas y poner sus iniciales encima con un hisopo entintado, sin hacerle ningún reproche, pero sabiendo ya que él sabía, porque se lo oyó decir en sus sordos monólogos, que los hombres del pueblo no lo secundarían en su empresa. Sólo cuando empezó a desmontar la puerta del cuartito, Ursula se atrevió a preguntarle por qué lo hacía, y él le contestó con una cierta amargura: "Puesto que nadie quiere irse, nos iremos solos." úrsula no se alteró. —No nos iremos —dijo—. Aquí nos quedamos, porque aquí hemos tenido un hijo. —Todavía no tenemos un muerto —dijo él—. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra. Tenis Ralph Lauren úrsula replicó, con una suave firmeza: —Si es necesario que yo me muera para que se queden aquí, me muero. José Arcadio Buendía no creyó que fuera tan rígida la voluntad de su mujer. Trató de seducirla con el hechizo de su fantasía, con la promesa de un mundo prodigioso donde bastaba con echar unos líquidos mágicos en la tierra para que las plantas dieran frutos a voluntad del hombre, y donde se vendían a precio de baratillo toda clase de aparatos para el dolor. Pero úrsula fue insensible a su clarividencia. —En vez de andar pensando en tus alocadas novelerías, debes ocuparte de tus hijos —replicó—. Míralos cómo están, abandonados a la buena de Dios, igual que los burros. José Arcadio Buendía tomó al pie de la letra las palabras de su mujer. Camiseta Ralph Lauren hombre
    Miró a través de la ventana y vio a los dos ni?os descalzos en la huerta soleada, y tuvo la impresión de que sólo en aquel instante habían empezado a existir, concebidos por el conjuro de úrsula. Algo ocurrió entonces en su interior; algo misterioso y definitivo que lo desarraigó de su tiempo actual y lo llevó a la deriva por una región inexplorada de los recuerdos. Mientras úrsula seguía barriendo la casa que ahora estaba segura de no abandonar en el resto de su vida, él permaneció contemplando a los ni?os con mirada absorta, hasta que los ojos se le humedecieron y se los secó con el dorso de la mano, y exhaló un hondo suspiro de resignación. —Bueno —dijo—. Diles que vengan a ayudarme a sacar las cosas de los cajones. José Arcadio, el mayor de los ni?os, había cumplido catorce a?os. Tenía la cabeza cuadrada, el pelo hirsuto y el carácter voluntarioso de su padre.

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