En el Parlamento irlandés consideran que la libertad de expresión debe tener un límite y que ellos están democráticamente legitimados para ponerlo donde les venga en gana. Muy mal deben de estar las deidades si necesitan que un grupo de políticos se inventen restricciones para defender su reputación. Dios nos dio libre albedrío para crear leyes estúpidas, sí, pero también para saltárnoslas a la torera y para cagarnos en cualquier entidad suprema que se nos ponga por el camino. Al fin y al cabo, siempre es más noble cargar contra los poderosos. Y Jesucristo estaría de acuerdo con esto.