el buen uso (y no el abuso) de las nuevas tecnologías, y más cuando van dirigidas a los más pequeños. Por eso defendemos la idea de que sean los padres o educadores quienes acompañen a los más pequeños en sus primeros contactos con la tecnología (aunque mucho nos tememos que les adelantarán en habilidades en muy poco tiempo y de que el tiempo y el momento en el que jueguen y se diviertan con ella, sean los adecuados a su nivel de edad y desarrollo.